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Soy la madre de dos hermosos varones ya grandes de tamaño, también soy la madre, a veces, de mi Hombre, el padre de los varones.

Soy y he sido madre de mis perras, las que están, las que partieron  y las que vendrán.

He sido hija y madre de mi madre. En cambio, mi padre se fue un poco temprano, sólo pude ser su hija, y siento algo extraño por eso. Será que le faltó mi maternaje?

Soy, he sido y seré madre de mis pacientes. Y no sé si eso es bueno. Pero, a qué negarlo.

Esta condición  se extiende a las plantas, los árboles, la casa.

Encuentro en mi camino compañeros de viaje, situaciones varias, en las cuales mi lugar es el de maternar, proteger de si mismos, ampliar su mundo de pensamientos.

Es un instinto natural? No me parece.

Se fue construyendo, me fui ubicando así.

Es un problema cuando me olvido que yo también necesito.  Y no recuerdo que hay quien está dispuesto para brindarme amparo. Porque siempre hay.

Esta condición maternal no me eleva a la categoría de semidiosa, no me otorga galones ni medallas, y por supuesto, no me interesan los halagos ni un miligramo.

Hace poco agregué una perlita, que no tenía calculada. Soy madre, entiendo y  acompaño a quien no quiere, no puede, no elige pertenecer a este linaje de Lo Materno. Y esto incluye a los hombres, obvio.

Los varones también son madres, no todos, pero muchos.

Saludo en el día de hoy, a TODOS.

Hoy somos hijos.

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