En algún momento habré sido testigo de creencias ajenas.
De niña pude no haber tenido otra opción, que la de acompañar a los adultos en los rituales ancestrales de sus creencias.
Pero seguramente algún día habrá sucedido que tuve que pedir auxilio y no había nadie.
O que un evento extraordinario me haya inundado y entonces me sumergiera en lo interno y en lo superior. Dos lugares distintos para mi experiencia de niña.
Y el tiempo fue pasando, y a medida que crecía, habré pensado que algo más que lo material visible existiría, dado que hay tantas cosas no palpables que sin embargo nos demuestran su existencia: el sentimiento, los sueños, las palabras.
En algún momento, habré salido a buscar.
Y ese fue un gran evento. Porque encontré.
Qué tan maravillosa y fulgurante cosa apareció, se preguntarán ustedes
Encontré que había muchos otros buscando.
Y que podía unirme a ellos, y que nos reconocemos en el acto, con las miradas.
Soy buscadora de verdades, pero el camino está compuesto de creencias.
Una creencia es algo que sacia mi sed por un tiempo, a veces breve.
Una creencia pasa varias pruebas antes de ser aceptada y formar parte de mi stock.
No creo sin entender, necesito experimentar que funciona, para mí y para otros, además de ser útil.
Quieren conocer algunas de mis creencias?
Vamos por orden alfabético. Hoy la A.
Abundancia
La vida es exuberantemente abundante, está a la vista. Abundancia de vegetación por ejemplo, en cada semilla de cada fruto hay un árbol en potencia, capaz de producir millones de semillas.
Vivo en abundancia de células que hacen todo el trabajo sin preguntarme. Y lo mismo pasa con todos ustedes.
Obviamente es más útil esta percepción que la de escasez
Pero aún esta creencia tiene la humildad de incluir una duda razonable: En un entorno hostil, otra creencia de signo contrario, tal como el miedo a la enfermedad y la muerte, puede prevalecer y ganarle a la Abundancia.
Así de contundente.
Si te interesa, seguime.
Tengo más creencias útiles para ofrecerte.
En próximas entregas