Respetando el Ritual del Agradecimiento, me dispongo a reconocer y agradecer lo que recibí en este año que termina hoy.
Lo que inunda mi cabeza en este momento, al redactar, es la conciencia de estar despierta, y eso ya es tan enorme, tan luminoso, que hasta podría concluir acá.
Pero, me lo voy a explicar, para recordarlo siempre.
Hasta este año, aún me preguntaba si estaba a la altura o no de ciertos desafíos. Si sabía lo suficiente como para abarcar otras áreas no exploradas de mi profesión.
Si era osada o negligente.
Si me iba a convertir en otra más del amplio espectro chanteril ( es decir, de “chantas” , argentinismo derivado del genovés Chantapufi, persona no confiable, tramposa, irresponsable, etc)
Al iniciar el 2019, aún me acompañaba el temor a autoboicotearme, por ejemplo en la decisión de volver al equilibrio en mi dieta.
Lo inicié con cierta desconfianza de mi misma, con respecto a si sería fiel a mi palabra, y comenzaría a cumplir el compromiso de trasmitir, y no sólo recibir.
Si podría mantenerme “presente” y ser honesta conmigo cuando me diera cuenta que estaba huyendo, ausentándome, para entonces “volver a estar” y desde la Presencia, responder, ser, emanar.
Si me daría cuenta de los agujeros, sombras, fallas mías y de quienes entran en mi mundo, para actuar en consecuencia, es decir, dar respuesta.
En suma, si permanecería con Coraje, para que mi vida sea Intensa, y no mínima.
Y aquí estoy, agradeciendo. Casi licuados estos temores, que por supuesto, han dado lugar a los nuevos, bienvenidos, que me impulsarán en el 2020.
Agradezco a los que me ayudaron a transitar, crecer, y disfrutar este maravilloso 2019.
Y recibo el 2020 con la Inmensa Enorme Incontenible Alegría de Agradecimiento, porque vislumbro la Abundancia de Vida que vamos a Transitar, ustedes, que están leyendo esta Carta, junto conmigo.
Feliz 2020!!!
