+54 9 11 4149 8321 contacto@adrianakuperman.com.ar

 

Me enojo bastante.  Aunque me controlo, me sale fácil el cocorocó.

Me enojo por intolerancia: no tolero la estupidez,  no tolero la ignorancia,  ni la cerrazón. O sea,  no tolero la intolerancia y con eso ya cerré el círculo: obviamente estoy enojada conmigo porque tengo todo eso que no tolero.

 

Qué cosa que no tiene nada que ver con la paciencia!  Porque fíjate que tengo dos perras cachorras y no me enojo porque hagan pis caca por toda la casa.

Ahora, si escucho alguien gritándole a un caballo, quiero salir a gritarle al tipo. El maltrato me enoja.

 

La manipulación: que haciéndose el bueno o buena, me corran por izquierda, y me tomen de tonta, me enoja.

 

Otra cosa es la maldad. Sabés, la maldad no me enoja, me apena. Porque  entendí  la maldad  como una de las tantas formas de la estupidez humana. Y me acuerdo de esa famosa escena de mi sobrina  muy chiquita, unos 3 años. La hermana mayor, de 5, había invitado a  una amiga, ergo, las dos más grandes jugaban entre sí, y la chiquita vino a quejarse con la madre.  Tratando de que no estalle la 3ra guerra, le explicaba que lo que pasa… que por esta vez… que es un rato… en fin. La nena volvió al cuarto con una renovada intención y se ve que algo le hizo llegar a un  “insight”, porque aparceció en la cocina para trasmitir su gran descubrimiento: – mamá,  la nena no ‘e’  mala, ‘e’ tonta.

 

Por qué ser mala es igual a ser tonta. Adelanto breve:  la persona que es mala no entiende cómo funciona este universo, desconoce que lo que rige esta vida es la Ley de la Abundancia, que los bienes no son escasos, lo mas importante, es infinitamente abundante, y gratis,  pero eso es tema para otro día.

 

Volviendo a la pregunta del inicio quién soy? soy quien se enoja?  aún no lo sé.

 

Pienso… si lo que me enoja es lo que no tolero y lo que no tolero está  tanto afuera como adentro – quiere decir que estoy enojada conmigo antes que con el resto?

 

Existe la teoría del espejo: atraigo a mi escenario, aquello que tengo que reconocer en mí, y que resulta más fácil verlo afuera.

 

Mmmm…. Ponele. Igual, no me cierra.

 

Qué tengo que ver yo con el tipo que maltrata al caballo? Con la madre o el padre de un chico al que le gritan en la calle, lo insultan, lo humillan? Me corrí del eje. Eso no me enoja, me acongoja. Si puedo intervengo, con suavidad.

 

Cuando es que me enojo en serio?

Cuando me encuentro adaptándome a los valores, ideas y actitudes del otro. Cuando no me permito ser Quien Soy. Diferente. No puedo pertenecer al club de los aceptadores de las circunstancias limitantes. Si detecto que para ser aceptada, no dije, no hice, no mostré, me enojo conmigo profundamente. Es una traición y no me banco a los traidores. .

Y otra vez… será cierto esto del espejo? En qué te pareces a ese/a que te traicionó? En qué te haces lo mismo, y mirás para otro lado?

 

Quien maltrata, tiene público. Actuaste en defensa del alguien? O te pusiste a declamar por Twiter? Cómo te maltratás? Te insultás? Te menospreciás? Te negás oportunidades?

Te quitás méritos?

Te da vergüenza tener miedo? Lo aceptas? Te lo podés decir?

 

Es difícil aceptar que no soy esa maravilla que me gusta creer que  soy.

Pero es  indispensable hacerlo, si quiero algún día maravillarme, con Quién Soy.

Mientras recorro este camino, sigo haciendo «OMMM»

 

Share This